REMOLINO DE EMOCIONES, INCITACIÓN AL ORDEN

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Me siento ansioso, triste, confundido, como en una espiral depresiva ante el presente.

En algún segmento del día estoy activo y optimista, con mil ideas por hora con la densidad usual de mi mente y el inicio del ciclo escolar que nos tiene vueltos locos; de pronto un mensaje cae en el celular y me tumba; por horas se me olvida el impulso que tenía. El lunes pasado, en esa debil emoción subí el elevador a una junta importante con dos amigos con los que trabajo (Rodrigo e Ignacio Salazar),  les confesé que estaba triste pero no recordaba porqué.
De pronto se hizo nuevamente claro: este momento político, el de la última semana abonada a la de los meses previos, me tiene totalmente nauseabundo.
Yo normalmente me contengo de temas políticos; suelo pensar que concentrarme en mis acciones es una mejor transformación que dedicarme a idolatrar a un partido, a un líder o a su adversario; por tradición de las ultimas tres generaciones de postguerra, vengo de una familia sumamente apolítica.
Sin embargo quiero decirles que de pronto me siento con menos energía. El fin de semana previo lo dediqué a leer los noticieros y videos sobre la venida a Trump y el análisis de sus resultados; entre mareos, sólo de pensar a ese fétido populista americano siendo acogido en el lecho desde el que diario hago mi lucha,  tengo unas terribles ganas de llorar y escupir este desencuentro. Mi buena intención me obliga a pensar que una serie de planes, corazonadas y riesgos hicieron a EPN pensar que “hacer algo” sería una forma de devolver los platos rotos; pero nos duele a todos tanto que con una estrategia mal ejecutada o mal prevista, terminó por romper la valija que nos quedaba.

Estoy cansado de ver en los muros de Facebook nuevas noticias de cuyos primeros párrafos nos cacaraquean al unísono el mismo desazón, nuevos videos, periodistas y ciudadanos que confrontan al presidente desprovisto ya de cualquier honorabilidad;  llaman a un movimiento de renuncia y odio contra el gobierno, algunos al del presidente, otros ya a cualquier tipo de gobernatura.

Nos sentimos en enojo, en un desgarramiento emocional; como si hubiéramos encontrado en la forma más vil a nuestra esposa infiel en medio acto, difamándonos mientras roba; como si la hubiéramos encontrado incendiando la economía, lastimando a nuestros hijos, destruyendo la casa y con ello pulverizando la estabilidad a la que dedicamos todos nuestros esfuerzos día con día.

Para colmo, me parece estamos desprovistos de un método organizado y honorable para hacer frente a esta problemática. ¿A caso no hay un método legal y organizado en el que los diputados, los senadores o los ciudadanos podamos solicitar una votación?¿un desafuero? ¿un juicio justo? ¿una figura interina en quien confiar mientras nos reorganizamos? Pareciera que todos los caminos se dirigen al abismo.

De una serie de gobiernos en inestabilidad política y mediática, las circunstancias, combinadas con una aparente incompetencia, desorganización y corrupción nos nublan entre enojo, depresión, sentimiento de impotencia y odio. Los lobos y gorilas de otros fines aprovechan estos momentos para agitar más el fuego y ganar seguidores, oportunidades y poder; pareciera que ante todas estas aves lastimadas, abunda la posibilidades de reposicionamiento, se abren panoramas y perspectivas que abrazan casi al absurdo.
Escucho entre los muros y los pasillos el miedo a golpes militares, llamados a un fuego que puede incendiar más de lo que hoy nos enfada.
En otros momentos, hablar de despartidizar un país sonaría fantasioso e infantil, ahora no encuentro a ciudadanos que crean realmente en algún partido; lo mismo en México que en Estados Unidos, se hace la reflexión de que los ciudadanos tenemos para nuestra elección un inventario limitado y terrible de posibilidades que no representan los mejores líderes o mentes que nuestros países podrían ofrecernos.
Es tal la neblina, la desconfianza a un liderazgo real y la improbabilidad del conocimiento y la voluntad profesional que se antepongan a la corrupción individual, que hay quienes ya están considerando que los periodistas, dedicados por profesión a la información política, a la investigación y al arte de la palabra, la verdad o el escándalo, contiendan en las elecciones.
¿Son los periodistas los que están mejor formados para ser Estadistas de nuestro país? Estamos ante una clara extinción del paradigma anterior, la confianza se nos arranca del corazón con todo lo que suena previo.

En el chat de Whatsapp de mi familia, sin discutir el punto, me sorprendió inclusive recibir videos motivacionales, uno con el Huapango de Moncayo con Mariachis en Madrid. Así de heridos estamos que nos sienta bien vivir en estos momentos un duelo magno con Juan Gabriel en Bellas Artes; en realidad un duelo con todo lo que creíamos podía funcionar sin exigirnos más participación o fuerza.

De la IRA dicen los terapeutas existencialistas que en el cuerpo y en la experiencia tiene una utilidad provechosísima: la posibilidad de exigir y poner LÍMITES.

Somos una ciudadanía que ya no soporta más la desigualdad multidimensional a la que nos enfrentamos: la pobreza ya no soporta la desigualdad de acceso a la riqueza; la clase trabajadora ya no soportamos la ineficiencia, falta de criticidad, irresponsabilidad, falta de pasión y competitividad que se siembra ante la desigualdad formativa o de bienestar que impiden que tantos se adentren en la necesidad y obligación de construirse así mismos en vez de focalizarse en sobrevivir; la desigualdad es un fractal de familias, de colonias, de ciudades, de países y del mundo; ya no soportamos la desigualdad entre los que jugamos con las reglas y los que las corrompen a su placer y egoísmo.

Para muestra del universo en el que habitamos, atrévete, si aún no has huido, a asistir a la reunión de vecinos del lugar donde vives: ESO SOMOS; ESOS SOMOS.

No sé si creo en las marchas para incitar al desorden, al militarismo, al odio o al caos social. Creo más en que deberíamos buscar un cambio de estrategia; integrarnos para exigir ORDEN en los partidos, en los congresos, en nuestros vecinos, en nuestros líderes, en nuestras colonias. Debemos encontrar como cultivar y fortalecer a los que serán nuestros siguientes ESTADISTAS y entender cuáles son las virtudes, cuáles son las formas de encontrarlos, seleccionarlos e incentivarlos.

Los 1000 calvarios donde la opinión pública fue indignada son un fuego que no debemos dejar que nos consuma o nuble: las incontables anécdotas sobre EPN o los presidentes precedentes, sobre gobernadores en el Estado de México, en Veracruz o en tantos otros, sobre el avance de las fuerzas del narcotráfico, sobre la corrupción mancha omnipresente en al parecer cualquier dependencia gubernamental pero también en cualquier empresa privada, la inseguridad en la mitad de los estados de la república, los maestros huelguistas manipulados por el sueño y ambición  futura de ahora sí un poder presidencial, los medios siendo manipulados o manipulándonos como si se tratara de agitar a una jaula de canarios para vendernos La Verdad…

Alejémonos del bullicio, de la violencia, del odio y el miedo; busquemos como construirnos, como blindar nuestro hoy muy inestable ESTADO DE DERECHO.


Con cariño apolítico, políticamente YO


¿Cuál sería tu forma de IMPACTAR?

7 respuestas a “REMOLINO DE EMOCIONES, INCITACIÓN AL ORDEN

  1. Al final todo proviene de un viejo presagio donde aquellos que intentaron determinar los movimientos de la sociedad, expresaron como una sociedad dividida en clases esta representada políticamente en los espacios de decisión y son solo algunos los que representan a la clase en el poder.

    En el caso de uno es más evidente que representa a un grupo que a su vez representa un tipo de capital específico industrial, el grupo de atlacomulco.

    El otro representando a una clase económica y política estadounidense que en si es menos poderosa que la representada en Clinton, enquistada en la generalidad de la sociedad gringa.
    Trump ahora intenta, al más puro estilo del fascismo italiano y alemán, proveerse de poder por parte de las minorías acomodadas y las desprovistas de cualquier derecho, las cuales son producto de la crisis social en la que ese país se ha sumergido por lo menos desde la crisis de 2008.
    Al igual que la Alemania nazi después de sobrevivir una gran crisis como la del 29.

    Al final el odio y racismo que representa Trump puede no triunfar en las elecciones pero se mantiene en el imaginario social hacia los mexicanos.

    La verdad es que nosotros tampoco hemos apoyado para que esto sea lo contrario. Estamos demasiado divididos, producto de la descomposición social generada por tanta violencia y desigualdad económica.

    La organización tiene que partir de las necesidades básicas no sólo de la voluntad.
    Y bueno…Tal vez los cambios radicales no siempre son la peor opción.

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  2. Es indignante y execrable el resultado de una cultura pateada, denigrada y suprimida por gobiernos externos desde las primeras invaciones hasta nuestros últimos representantes ante una supuesta globalización, al estar inmerso en un malinchismo que fue inculcado con sangre; sin embargo también considero que nuevas generaciones hemos incluido nuestra raíz cultural en todo momento para conllevar sinergica y armoniosamente a un cambio general, una revolución intelectual que es difícil de abolir, es común sentirse solo y trizte, pero también es común sentirse así y no estarlo en lo absoluto

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