¡Adios my Love!

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Con esfuerzo logro levantarme de la cama temprano; mi mente se pelea en la noche, por la mañana y a lo largo del día con cualquier recuerdo de ti, cualquier nueva noticia suele reencender mi enojo.
¿Porqué tienes la misma influencia en mi vida que personas con las que realmente he intimado?
¿En qué momento Trump te volviste un molesto ex, un enfadoso pariente, un socio cuya cercanía me hace hervir la piel?
¿Cómo me remuevo todas estas emociones? Trabajo desganado como después del duelo de una muerte o de una relación extraviada. Hoy entendí esa similitud.

-¡Ya es hora de olvidarlo! Vamos Roberto, ¿en qué estaba tu entusiasmo hace 11 días antes de que fuera presidente? –
Pienso que como con los exnovios debería alejarme de ti.
Si tan solo logro no saberte unas horas y mañana 1 día, pasado 2, quizá en 30 días serías sólo un recuerdo.

Apenas me siento tranquilo en mi sala, o para comer en la fonda o a tomar un café con una persona amada cuando reapareces. Tu rostro nefasto aparece en cada pantalla, en cada post, en todos los encabezados de los noticieros. Y si por azares no aparece, recorro las publicaciones hasta nervioso volver a encontrarte monstruoso, ¿qué habrás hecho ahora? ¿soy yo el que te stalkea con miedo o tú que te exhibes en forma infranqueable?

Y no hay día que no dejes de sorprenderme violento: un día contra los migrantes mexicanos y el muro con mi país; violentándonos y mostrándote soberbio dices poder violar nuestra soberanía sin consentimiento; llegas a la presidencia y te importa poco arremeter contra la diversidad de los hispanohablantes, despojando mi lengua materna de la información gubernamental; niegas la protección al medio ambiente que autorizas destruir, te alías con organizaciones e individuos poderosos claramente con conflictos de interés como EXXON para litigar «justamente»; no te importa decir que apoyas y promueves el oleoducto de Dakota o las prácticas de tortura; no te importa elegir dirigentes relacionados con el racismo, la religión, el sexismo o la supremacía blanca. Desde las primeras horas te dices víctima de una guerra con la prensa, realmente lo dices para no aceptar que tu rival en ella es la guerra con la realidad y la razón. No te importa arremeter contra las mujeres y sus derechos reproductivos, no sólo das tu punto de vista del aborto sino que decides por ellas quitarles sus derechos y avances en los Estados Unidos y el mundo. Decides prohibir la entrada a tu país de otras naciones por ser musulmanes sin importarte inclusive los miles de habitantes que ya vivían contigo, buscando un pretexto para despojarlos legalmente; ahora dicen irás contra los derechos de los gays, bisexuales y transexuales.

¿Cuándo será demasiado?  ¿Cuántos días podemos mantenernos en situación de crisis? Esto es mental y emocionalmente agotador.
¿Es posible estar angustiado cada día por el LOCO que anda suelto rondando nuestros patios y amenazando todos los valores que creíamos establecidos? Minuto a minuto nos llegan alertas de tus últimos designios, de tus últimas falacias, tus contradicciones, tus sueños, tus berrinches y disparos.
¿Se puede combatir la locura con la razón?

Los mexicanos estamos desgastados viendo cómo un LOCO en la ametralladora del poder lanza pequeñas balas al sistema vecino, su sistema; nosotros gritamos, los vecinos ametrallados también. Tenemos todos miedo de que sus balas nos impacten,  nos miras de frente con tu rostro iracundo y mirada de porcelana mal pintada; no sabemos si es mejor no movernos o lanzarte alguna pelota de plástico en la frente.
No puedo calcular el desgaste de los millones de ciudadanos que te damos seguimiento día y noche. Yo desde el 20 de enero escucho el noticiero mexicano y estadounidense diario y no me pierdo las noticias de mi país y de la prensa americana;  todavía en mi tiempo de ocio, me llegan al celular noticias, cadenas por whatsapp, posts de twitter y Facebook. Estoy más pendiente de ti que de mis mayores obsesiones amorosas.
De nuevo el loco dispara, de nuevo la gente grita, de nuevo le quieren quitar el arma, el loco ríe y sigue disparando diciendo que en verdad no disparó y que la gente tampoco expresó nada, tiene una versión alternativa: LOCURA.

Me pregunto si la solución es entrar en tu alterna realidad, lo intento.
Alzo una mano gigante, tan grande que no soy yo sino nuestro representante
– Sr. Trump, ahora que estamos en la hora de las complacencias y que está de moda asumir que el vecino pagará la cuenta por nuestros proyectos de infraestructura, también en México tenemos uno. Queremos construir Universidades, Hospitales y Trabajos dignos para los mexicanos, pagados por los Estados Unidos. Usted sabe bien que Estados Unidos se ha visto históricamente beneficiado por nuestra pobreza, por nuestra ignorancia y de nuestra fragilidad y claramente esto es ya insostenible.
Usted no podrá negar que como una fiel esposa, le hemos entregado las mejores generaciones de nuestra vida, la juventud de millones de hombres y mujeres dispuestos a donar su energía, de entregar todo su cuerpo por pocos dólares y la violenta atención de parte suya, nuestro esposo golpeador.
No se preocupe, aprendiendo de su ejemplo lo pagaremos a través de la deteriorada balanza comercial; encontraremos el modo de poner impuestos o retener una proporción del flujo de patentes y marcas, rentas de activos y propiedad intelectual que corre día a día desde México reduciendo nuestro patrimonio. Usted lo decía en su discurso inaugural, los países tienen el derecho y la obligación de poner primero el interés de su población; extraordinario ejemplo.
¿Pero sabe qué? Tomando su ejemplo y regresando a mis valores, recuerdo que no soy tú. Deberíamos no sólo pedirte que nos ayudes a fondear más educación, salud y trabajo. Estamos tan comprometidos con el progreso en que creemos, que amaríamos tener la oportunidad que usted desperdicia de invertir en nuestras ciudades y poblaciones para invitar a todos los ciudadanos de ciencias que tú niegas, a los dreamers que ahuyentas o a los que te hacen la vida imposible señalándote la realidad, para que encuentren aquí en México un espacio digno y seguro donde puedan vivir y tener un estado de derecho pleno; hagamos clínicas donde las mujeres puedan garantizar su salud ante la decisión de vida que tomen; ciudades donde se ofrezcan los servicios médicos que retiras; espacios donde podamos brindarles el placer de nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestra comida, nuestra música y nuestra rica diversidad que agitaremos con orgullo en un verdadero Estado de Derecho e Inclusión.
Ojalá su muro también prospere, sobre todo si con él nos libra de las armas que afectan la seguridad de nuestros ciudadanos. Es curioso querido amigo, que si logramos reducir la pobreza y desigualdad y nos libramos de sus armas podremos prescindir de la donación en seguridad que nos reclamas altivo cual esposo golpeador.

Señor Trump, aunque agradecido por su ejemplo, no somos iguales, no podemos seguir escuchando todo el tiempo su cantar delirante, debemos terminar; exijo que lo cambien a la sección de humor negro o a una muy corta sección informativa surrealista del día o que mientras dure este duelo de 4 años, contrate a algún intermediario serio que nos evite la pena de vernos. Dar el 40% de los contenidos editoriales a un LOCO no nos está haciendo bien en el mundo. Sólo lejos de usted podremos fortalecernos desde la cordura para hacer frente con inteligencia al mundo que alguno habrá pensado que con usted tendría posibilidad. Puede usted ser presidente de un país, mas rechazo la idea de que gobierne nuestras emociones, no más.

Adios my love, es hora de dejarnos de ver y sí: ¡eres tú, no yo!

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